Ser joven puede ser sinónimo de energía y buena salud. Sin embargo, no es impedimento para contar con la protección y tranquilidad que entrega un seguro de salud, además de sus beneficios y otras prestaciones.
Más allá de la costumbre o los hábitos sociales y digitales que marcan a esta generación, a diferencia de otras, los sub 40 privilegian otras cosas antes que relacionarse de manera más cercana con el sistema de salud y su propio bienestar.
Hoy en día contar con un seguro de salud de manera voluntaria pareciera no ser la prioridad para jóvenes profesionales, especialmente si ya cuentan con la cobertura básica de Fonasa, una Isapre o adicionalmente un seguro colectivo del que son parte, por ejemplo, en su lugar de trabajo.
En ese sentido, para un profesional joven la idea de un seguro se vuelve atractiva cuando sus valores son atractivos y traen consigo beneficios incluidos para otro tipo de prestaciones o servicios.
Según datos de la Asociación de Aseguradores de Chile, cerca de un tercio de la población ha optado por este tipo de seguro de salud, buscando una red de seguridad adicional ante la posibilidad de que los planes estándar no cubran ciertos costos médicos.
Sin embargo en el mundo, la realidad no es muy diferente. Estudios revelan que los jóvenes subestiman su propia salud o la posibilidad de acceder a tratamientos.
Así, un 40% de la población joven posterga su visita al médico creyendo que no es necesario, un 34% las evitaría por costosas y más del 20% considera que una visita médica es incómoda, engorrosa y llena de trámites.
En nuestro país, los seguros de salud ofrecen una amplia oferta de coberturas para entregar seguridad y respaldo económico al momento de una enfermedad, un tratamiento o una emergencia, así también como complemento a la cobertura del sistema.
Especialmente para los jóvenes, esta etapa de la vida es uno de los mejores momentos para contar con una protección extra que además tiene otros beneficios. Es fácil caer en la creencia de que los seguros de salud o de vida son solamente para personas mayores o para quienes tienen enfermedades crónicas.
Como si gozar de buena salud sea siempre garantía de seguridad, todos estamos expuestos a algún imprevisto o problema de salud. Ser joven no evita accidentes, enfermedades inesperadas o incluso nuevas pandemias globales.
El seguro operará en caso de alguna emergencia o atención médica gracias al acuerdo entre el beneficiario y la aseguradora según sus principales características y necesidades.
Por ello la importancia de informarse y escoger un plan que se adapte a cada realidad. En Chile existen dos grandes modalidades y coberturas:
Este seguro ofrece la cobertura ante gastos considerables o elevados, ya sea enfermedades graves como cáncer u otras o de intervenciones o cirugías mayores.
En este caso, el seguro contempla un deducible que corresponde a un pago del bolsillo del asegurado al momento de un siniestro para que, posteriormente, el seguro de salud pueda hacerse cargo de los gastos que superen dicho valor.
Este seguro otorga cobertura parcial o porcentual en los casos en que se requiera copago frente a atenciones médicas que cubre Fonasa o Isapre. Esta diferencia es financiada por el seguro en fracción o en su totalidad.
Para contratar un seguro complementario, que puede ser de manera colectiva o individual, es necesario contar con afiliación al sistema de salud y contar con la Declaración Personal de Salud (DPS), que contiene la información de enfermedades preexistentes.
El seguro complementario o de gastos menores considera el pago de un deducible y suele tener un tope de capital anual, que quiere decir que existe un monto máximo que cubrirá el seguro al año.
Acceder a la cobertura es sencillo y rápido, sobre todo si el beneficiario es joven. Los precios de una póliza de salud pueden ser tan accesibles como UF 1 al mes, o incluso menos, dependiendo de factores como la edad y la salud del asegurado.
Es importante considerar que estos seguros pueden cubrir una variedad de gastos, desde médicos y farmacéuticos hasta de hospitalización, proporcionando un reembolso por los costos que se encuentren dentro de los términos de la póliza.
No obstante, es importante destacar que el costo del seguro puede incrementarse con la edad y el deterioro de la salud del titular, lo que a veces puede llevar a cuestionar su valor para los jóvenes, quienes generalmente gozan de buena salud.
Un buen seguro de salud brindará tranquilidad y la seguridad de poder acceder a la atención necesaria sin el estrés de una deuda médica. Un plan adecuado puede cubrir imprevistos y no descuidar así lo más importante de un acontecimiento médico: la recuperación.
Elegir un seguro no se trata solo de prevenir, también se trata de elegir libremente cómo y dónde atenderse, teniendo la certeza de contar con cobertura y acceso a la salud en cualquier lugar.