Enfrentar un incendio sin un seguro es una recuperación lenta y costosa. Conoce las consecuencias económicas y emocionales de no estar protegido ante este tipo de emergencia.
Los incendios son eventos inesperados y devastadores que pueden cambiar la vida de una persona en minutos. Ya sea por una falla eléctrica, descuido doméstico o causas externas como incendios forestales, las consecuencias pueden ser irreparables si no se cuenta con un respaldo financiero.
En nuestro país, las emergencias por fuego afectan cada año a cientos de familias, especialmente durante los meses de verano.
Según datos de Corporación Nacional Forestal (CONAF), solo en la temporada 2023-2024 se registraron más de 5 mil incendios forestales, muchos de los cuales pusieron en peligro viviendas y comunidades enteras.
Frente a este escenario, contar con un seguro de incendio es una necesidad y una prioridad. Pero ¿qué ocurre cuando no se tiene uno contratado?
Una de las consecuencias más graves es la pérdida total de la vivienda. Sin un seguro que cubra los daños materiales, el propietario debe asumir por completo los costos de reconstrucción o reparación.
En muchos casos, quienes no cuentan con seguros deben recurrir a préstamos bancarios o ayudas estatales limitadas, lo que puede significar años de endeudamiento.
Cuando una vivienda queda inhabitable tras un incendio, la familia afectada debe buscar una alternativa temporal de alojamiento, lo que implica nuevos gastos.
Algunos seguros de incendio incluyen coberturas completas y en algunos casos para vivienda provisional, pero sin esta protección, todo corre por cuenta del afectado.
Más allá de las consecuencias materiales, un incendio conlleva un fuerte impacto emocional.
La pérdida del hogar, el miedo y la incertidumbre pueden desencadenar cuadros de estrés, ansiedad y depresión. Sin un respaldo financiero, el proceso de recuperación emocional se hace aún más difícil.
Diversas ONGs y redes de apoyo comunitario han señalado la importancia de contar con ayuda psicológica en estos casos, especialmente cuando hay niños o personas mayores entre los damnificados.
Aunque existen algunas ayudas estatales de emergencia, como los subsidios del Ministerio de Vivienda o la ayuda entregada por municipios, estos recursos suelen estar disponibles solo en casos específicos y no cubren la totalidad de los daños.
Además, su entrega puede tardar semanas o meses, dejando a las familias en una situación de alta vulnerabilidad.
No contar con un seguro de incendio en Chile implica exponerse a una cadena de consecuencias graves: desde la pérdida económica total, hasta conflictos legales y daños emocionales.
Contratar un seguro de incendio, con coberturas adaptadas al tipo de propiedad y su ubicación, puede ser la diferencia entre empezar de nuevo o enfrentar una catástrofe sin herramientas para superarla.