Pese a no estar obligadas, las empresas pueden otorgar seguros para mantener a los estudiantes en práctica protegidos durante este período.
En nuestro país, los estudiantes universitarios deben completar su etapa de práctica profesional en empresas o instituciones públicas como un requisito para conseguir el título. Algunas prácticas pueden medirse por horas completadas o un máximo de seis meses de trabajo.
Actualmente existen diferentes empresas que conectan y valoran a los futuros nuevos profesionales, entregando beneficios, remuneración y en algunos casos protección como un seguro complementario de salud.
Sin embargo, los practicantes, aunque insertos temporalmente en el mundo laboral, siguen siendo estudiantes y no están libres de sufrir algún accidente o problema de salud, por lo que cuentan con todos los beneficios estudiantiles como TNE, BAES de alimentación y el seguro escolar contratado por la universidad.
Según el Instituto de Salud Laboral (ISL), la ley establece que los accidentes que ocurran con ocasión de los estudios, o mientras se realiza la práctica educacional o profesional serán cubiertos económicamente por el ISL.
Paralelamente, el Sistema Nacional de Servicios de Salud, a través de la Red de Salud Pública, entrega las atenciones médicas gratuitas a los y las estudiantes que tengan la calidad de alumno regular.
En primer lugar, un accidente escolar se entiende como todas las lesiones que sufran los estudiantes dentro del establecimiento o durante la práctica profesional, así como las ocurridas en el trayecto de ida y regreso.
El seguro cubre:
¿Cómo funciona? En caso de sufrir un accidente, el estudiante debe acudir a cualquier centro de la red pública de salud.
La persona a cargo, el médico tratante o la persona accidentada debe presentar una declaración individual de accidente escolar ante el servicio de salud correspondiente con los datos personales y un informe del accidente.
Para acreditar un accidente ocurrido en el trayecto entre la casa y el lugar de práctica profesional, es necesario presentar un parte emitido por Carabineros, declaración de testigos o cualquier otro medio de prueba que acredite el accidente.
Un seguro complementario puede ser contratado de manera voluntaria para contribuir a la cobertura del plan de ISAPRE o FONASA, proporcionando una protección financiera adicional para emergencias y tratamientos costosos.
Por otro lado, las empresas que deseen entregar este beneficio a sus trabajadores y por ende a los practicantes, pueden optar a la contratación de seguros colectivos, accediendo a diferentes tipos de cobertura según sus necesidades y tamaño.
Estos tipos de seguro complementario de salud consisten en el reembolso de un porcentaje de los gastos o atención médica incurridos por el trabajador o sus cargas, después de ejecutarse la cobertura de ISAPRE o FONASA.
Existen diferentes tipos de seguros especialmente diseñados para pequeñas empresas desde cinco y hasta 150 trabajadores en algunos casos.
Aunque no sustituyen la cobertura básica del sistema, estos seguros ofrecen beneficios adicionales, como acceso y financiamiento, que pueden ser cruciales en momentos de necesidad.